
David Ramírez
Editor Barahonero.com
Ya no sólo desplazaron a los trabajadores del sector de la construcción,sino que se están "adueñando" de trabajos que sólo eran realizados por los dominicanos pobres.
Ahora los haitianos están compitiendo con los dominicanos pobres en área laborales que eran de su exclusividad como son: Delivery de colmado, taxistas, choferes de carros públicos y motoconchistas, todo esto sucede bajo la mirada indiferente del gobierno de Leonel Fernández,los partidos políticos,las centrales sindicales y las instituciones encargadas de denunciar esta situación.
La presencia masiva de haitianos pone en peligro a la clase trabajadora dominicana.
Resulta insólito que esto suceda en un país donde la mayoría de su mano de obra local se encuentra desempleada, donde sus habitantes viven bajo una miseria espantosa.
¡Ya el país tiene a los haitianos que necesita!
¡La solidaridad con el pueblo haitiano tiene sus límites, primero el pueblo dominicano!
¡Exigimos al gobierno que reinicie la repatriación inmediata de los ilegales haitianos que desplazan la mano de obra dominicana y ponen en peligro a la clase trabajadora dominicana!
David Ramírez
Editor Barahonero.com
A continuación publicamos el reportaje del caribe sobre este tema.
Haitianos amplían su campo laboral en el país
Los haitianos se ocupan de actividades informales que los dominicanos no quieren desempeñar, pero, además, se han introducido en otras labores que comparten con los nativos.
En un recorrido de El Caribe se comprobó que en sectores exclusivos, como Arroyo Hondo, Bella Vista, Naco y Piantini, son los haitianos los que se encargan de la jardinería y la seguridad.
También, se dedican a abrir y cerrar los portones de las torres (como las de la avenida Anacaona), residenciales y mansiones donde viven empresarios, artistas, funcionarios, políticos, periodistas y otros importantes personajes de la vida nacional.
En estos lugares, donde residen familias pudientes, al igual que en los hogares de clase media, las haitianas realizan, asimismo, las labores domésticas.
Los inmigrantes ilegales han aumentado en la realización de diversas tareas debido al bajo precio que cobran por su trabajo. Mientras una trabajadora doméstica dominicana exige un pago de ocho o 10 mil pesos, una haitiana realiza la misma tarea por una remuneración de cuatro o cinco mil pesos.
Algunos de los trabajos que ya los inmigrantes comparten con los dominicanos son los de mensajeros de colmados, lavadores de carros, empleados de discotecas, taxistas, choferes de carros públicos y motoconchistas.
La ruta Los Mina-Sabana Perdida es un ejemplo de ello. Allí, una gran parte de los conductores son nacionales haitianos. Próximo al mercado ubicado en el cruce de Sabana Perdida tanto los motoconchistas, como los que hacen acarreo en la zona y los vendedores también son haitianos.
En relación con los lugares en los que habitan, El Caribe pudo constatar, mediante un recorrido por el Gran Santo Domingo, que éstos viven en sectores empobrecidos. De hecho, en algunos barrios de la capital existen caseríos, cuadras completas y callejones completamente habitados por haitianos, algunos de ellos en los que sólo se habla creole.
Hasta hace un tiempo, la mayoría de los inmigrantes haitianos vivían en las construcciones y en las fincas donde laboraban y en los bateyes. La situación actual es otra.
Haitianos consultados explicaron que tienen que vivir en sectores muy pobres, apiñados en cuarterías, en condiciones deplorables, porque son esos los lugares en donde pueden pagar los alquileres, que van desde 500 hasta 1,500 pesos al mes.
En una visita realizada a las 10 de la mañana a la calle El Refuerzo, ubicada en la Loma del Chivo, del sector El Café de Herrera, fueron vistos 15 haitianos jugando dominó. En este sector reside una gran cantidad de haitianos.
Igualmente, en Los Alcarrizos existen varios sectores que más bien parecen una extensión de Haití.
Muchos de ellos se desplazan hacia varias avenidas del polígono central de la capital a pedir.
Sin embargo, de todos los lugares visitados donde mayor movimiento se observó fue en los barrios Los Mina, Katanga y Los Tres Brazos, de Santo Domingo Este.
También, en los sectores de la parte Norte de la capital, a la orilla del río Ozama, La Ciénega, Los Guandules y Gualey.
Laboriosos, escurridizos e ingeniosos
Los haitianos, que suelen ser laboriosos e ingeniosos, se mueven sigilosamente rehuyendo a la presencia de la prensa. Para vender sus productos (aguacates, guineos maduros, mangos y otras frutas) en los barrios pobres, andan con una bandeja en la cabeza, pero cuando la venta es en un sector exclusivo lo hacen en un triciclo y con buenas condiciones de higiene. Se colocan a la entrada y salida de los residenciales y en las calles principales de los sectores de familias pudientes.
En su afán por ganarse la vida, a los haitianos se les escucha pregonar en los semáforos “kimai”, haciendo alusión a los helados Skim Ice, se establecen en esquinas y se desplazan como limpiabotas. Asimismo, venden perros recién nacidos. En la avenida Abraham Lincoln, al lado de la Dirección de Aduanas hay fijos seis limpiabotas haitianos.
Ocurre lo mismo en la sede de Indotel, donde hay dos. En las inmediaciones del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva la mayoría de los vendedores y limpiabotas son haitianos. En la zona es frecuente que se reúnan hasta 15, desempeñando diversos roles.
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