Latinos: ¿De qué nos sirve ser muchos? - Campesino Digital

Notas:

miércoles, 21 de marzo de 2012

Latinos: ¿De qué nos sirve ser muchos?


Para los números, los latinos somos campeones: que por nosotros salieron elegidos Presidente no solamente Obama, sino también Bush, Clinton, Reagan y cantando hacia la historia. Que sin nuestros votos no hubiese sido ungido tal congresista o senador. Que sin nuestro apoyo fulano gobernador no lo sería o que sin nuestra ayuda algún bendito oficial no saldría electo y más etc.
De esta charlatanería se alimentan diariamente los hispanos en Estados Unidos. Es como el populismo barato de los políticos, pero esta vez llega de la inspiración de cuanto vocero hay de las cientos de instituciones existentes en materia de derechos civiles latinos en el país.

Es como el caramelito para saciar las ansias de comer algo dulce o como el agua para calmar la sed. "Pildoritas para levantar la moral", diría un ex presentador peruano.

Todo es números. El crecimiento es constante y por ende nos merecemos la tierra y el sol; la sal y el azúcar; la mirra y el oro.

Pero los gringos están cansados de eso. "Nos tienen hasta la coronilla (fontanela le dicen científicamente) de tanto escuchar lo mismo y nada de calidad como algún investigador ganador de Premio Nobel", nos cuenta incómodo y molesto Frank A. Brand, un piel blanca de tomo y lomo, de esos que en su sangre ven correr leucocitos y eritrocitos irlandeses, escoceses e ingleses.

Es como recibir una patada en el estómago después de haber ingerido una suculenta cena después de las 12 de la noche o retorcerse de dolor tras meterse a bañarse al mar a segundos de haber comido un rico tamalito en la playa.

Razón no falta. Varios factores indican que las patitas nos flaquean en cuanto a formación educacional. Nuestros niños no son la gran maravilla estudiando en las primarias o secundarias: generalmente de la B no pasan, y eso con mucha suerte. ¡Y ni se les ocurra echarle la culpa a los profesores, ni al sistema escolar!

Tampoco hablar de las universidades, donde los jóvenes hispanos cómodamente escogen carreras de letras que no los desgasten ni les queme las pestañitas, mientras los chinitos y blanquitos, a quienes tanto atacamos y hasta nos burlamos, nos ganan el camino estudiando profesiones científicas.

Si como padres estamos escuchando todo el día programas radiales con nombres de pájaros, viendo telenovelas desde la mañana hasta la noche y permanecemos pegados a los horóscopos, partidos de fútbol y hablando de trocas y rines, nunca tendremos tiempo de aumentar la calidad.

Naturalmente hay excepciones.

La subida de los hispanos no es por la inmigración, sino por la fecunda natalidad, tan propia de las naciones subdesarrolladas donde no existen políticas apropiadas y que se lleva en las venas a todas partes.

Al final, ¿para qué somos la mayoría de las minorías?

En 2010 los latinos en Estados Unidos alcanzaron la cifra de 50 millones, que se traduce en un 16 por ciento del total de 308 millones de residentes.

Los datos de la Oficina del Censo demuestran que entre 2000 y 2010 la población hispana aumentó un 43 por ciento, igual a más de la mitad del crecimiento del total de personas que, a su vez, se incrementó, en 27 millones en ese período. El alza se ha concentrado en zonas urbanas y el sur y oeste del país.

Pasamos de ser 35 millones en 2000 a 50 millones 10 años después, consolidándonos como la segunda colectividad más numerosa. Y fue debido a la alta tasa de natalidad y no precisamente a la inmigración.

Antes, nos ubicábamos en ocho o nueve estados; ahora, nos extendemos por todo el territorio estadounidense, lo que despierta un natural temor entre blancos y afroamericanos.

Los datos disponibles señalan que la cantidad de niños blancos está decreciendo. En las futuras generaciones, las minorías serán cada vez más grandes. Hoy, el 61 por ciento de los niños del estado de Nevada pertenecen a razas minoritarias, mientras que entre los adultos ese porcentaje es del 41 por ciento.

Los demógrafos creen que en los estados que comparten frontera con México, como Texas, los hispanos superarán a los no hispanos en la próxima década.

Es considerable la evolución étnica de la nación aún más poderosa sobre la faz de la tierra. Sin embargo, aunque su peso demográfico y su importancia como bloque de votantes es cada vez mayor, el congreso estadounidense sigue sin reformar las leyes de inmigración a favor de los hispanos.

Pero lo peor de todo es que, tanto instituciones que se dedican a hacer lobby político y proteger a los hispanos antes evidentes tropelías, como los mismos foráneos, continúen pregonando cantidades y no cualidades.

Es por eso que no funcionan las tácticas y estrategias empleadas a lo largos de los años para lograr una reforma que permita la legalización de millones de personas indocumentadas. De manera porfiada, se insiste en dar cifras y números, en vez de cantar cualidades, habilidades, profesionales y aportes.

Ahí está el meollo del asunto.

Los hispanos ya somos la primera minoría con 51 millones. ¿Servirá sólo eso?


Artículo reproducido de
Armando A. Cervantes-Bastidas

Escritor
AOL Noticias

No hay comentarios:

Publicar un comentario